La Piazza del Popolo está ubicada en el extremo Norte de la ciudad y ha sido, desde la Antigüedad, la puerta de Roma por excelencia. Desde ella partía la Via Flaminia,
que conectaba la urbe con el resto del continente. Durante toda la Edad
Media y Moderna continuó desempeñando este mismo papel. Sólo empezó a
perder importancia en el siglo XIX, con la construcción de la Estación
Termini (1867) y el desarrollo del ferrocarril como medio de transporte.
Desde Piazza del Popolo parten tres calles rectas, que forman el célebre tridente: dos de ellas (Corso y Ripetta) siguen el mismo trazado que tenían en época antigua y la tercera (Via del Babuino)
fue abierta por los Papas del Renacimiento con ocasión del Jubileo de
1525. Las calles convergen con precisión matemática en el obelisco de la
Plaza.
La forma actual de la plaza es fruto de una gran remodelación
decimonónica llevada a cabo por Giuseppe Valadier durante la ocupación
napoleónica de la ciudad. Su gran amplitud hace que resulte algo fría,
una vez que ha perdido el trasiego de viajeros que tuvo en otros
tiempos.
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